jueves, 15 de septiembre de 2011

Pasillo 走廊 zǒu láng




¿Cómo sacarle partido a un pasillo?



Lo primero fué ponerle unas estanterias para poner trastitos que no se pueden tirar...
Y ahora ¿Cómo alegrar esa pared?...

Son muchas las preguntas de este verano.
¿Cómo se hace la tarta de queso?
¿Cómo hacer un mojito?
¿Donde esta Leicester?
¿Sobre que irá el proximo blog y para cuándo?

Todo esto y mucho más en breve...Pero ahora una de mis historias favoritas:

Un hombre muy rico y culto viaja a una aldea por asuntos de negocios. Un día mientras da un paseo al atardecer, encuentra a un hombre de aspecto muy pobre, que está pescando.
El hombre rico pronto se da cuenta de la paz de la que disfruta este hombre y se queda embelesado admirando su paciente labor.
De repente la caña se mueve, han picado, el hombre pobre recoje su pez y recoge tambien todos los trastos y se pone en marcha de regreso a su hogar.
El hombre rico pensó: ¡Qué extraño!
Comido por la duda el hombre rico vuelve durante unos cuantos días seguidos al mismo lugar, y cada día invariablemente el hombre pobre hace exactamente lo mismo, una vez que captura el primer pez, recoge todos sus bártulos y regresa a su hogar.
Intrigadísimo el hombre rico se dirige a él y le dice:
-Buen hombre, ¿me podría decir por qué todos los días hace lo mismo, recoge una vez ha pescado un solo pez?
-Pues verá es que no necesito más
El hombre rico, viendo el buen corazón de este hombre, la destreza en el arte de pescar y debido a su propia facilidad para montar negocios le dijo:
-Ya, pero si coge otro pez de más lo puede vender.
-Y para qué?
-Con lo que saque y con el tiempo puede poner una pescaderia.
-¿Y para qué?
-Porque con lo que saque en la pescaderia puede con el tiempo montar una cadena de pescaderías.
-¿Y para qué?
-Para que, cuando sea mayor, pueda disfrutar de tranquilidad y una feliz vida familiar...
-Pero todo eso ya lo tengo ahora. Por qué voy a perder este tiempo valioso hoy, para tratar de conseguir algo que ya tengo, en lugar de dedicárselo a mi familia, cuando la verdad es que no sé si llegaré a la edad de la jubilación...Y ahora discúlpeme, pero le tengo que dejar porque mi mujer y mis hijos me están esperando para irnos a dar un paseo por el monte...

1 comentario:

Rafael Moriel dijo...

Muy frecuentemente nos olvidamos de que la felicidad no llega como resultado de obtener algo que no tenemos, sino al reconocer y apreciar lo que ya tenemos . Muy buena historia.....